En 2006, Dios me impulsó a donar un riñón a un miembro de mi iglesia.  Como un acto de mi obediencia El prometió curar todas mis heridas. Antes de la cirugía, soñé que no tenía una cicatriz.  El Espíritu Santo me habló y dijo: “Cura las heridas de los sacerdotes, específicamente las que llevan un manto profético, porque las cicatrices te califican y las heridas te descalifican”. El arma más letal en el Reino de Dios es un profeta sanado. Escribí este libro para ayudar a los profetas y a quienes los sirven a maximizar el poder y la longevidad de su ministerio.  No es sólo otro libro o palabras inscritas en una página, sino un subproducto de dos décadas de investigación, ministerio y mis propias experiencias personales. Es mis éxitos, fracasos y todo lo que Es mis éxitos, fracasos y todo lo que el Espíritu Santo me enseñó sobre cómo manejar eficazmente un ministerio profético. También disponible como descarga.

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